
Google ha encendido la mecha de uno de los mayores cambios en la historia de Android. A partir de septiembre de 2026, cualquier aplicación que se instale en un dispositivo Android —ya sea desde la Play Store, desde una tienda alternativa o descargada directamente de internet— deberá estar firmada por un desarrollador verificado.
La decisión marca el fin del anonimato en el ecosistema Android y acerca aún más a la plataforma al modelo cerrado de Apple.
Un golpe a la identidad abierta de Android
Durante años, Android se ha diferenciado de iOS por su carácter abierto. Los usuarios podían instalar aplicaciones de cualquier fuente sin restricciones, una ventaja para quienes buscaban libertad, pero también un riesgo constante: malware, fraudes y robo de datos.
Google justifica su nuevo giro en la seguridad. Según la compañía, las aplicaciones distribuidas fuera de Play Store generan 50 veces más incidentes de malware que las instaladas desde su tienda oficial.
Con el nuevo sistema, todos los desarrolladores deberán registrarse en la Android Developer Console proporcionando:
- Nombre legal completo
- Dirección física
- Correo electrónico
- Número de teléfono
- En el caso de organizaciones: página web oficial y número D-U-N-S
La empresa asegura que estos datos no serán públicos, pero sí estarán en manos de Google.
Calendario del cambio
- Octubre de 2025: acceso anticipado para un grupo reducido de desarrolladores.
- Marzo de 2026: apertura del registro de verificación para todos.
- Septiembre de 2026: la verificación será obligatoria en Brasil, Indonesia, Singapur y Tailandia.
- 2027: despliegue global.
Google apunta primero a los mercados con mayores problemas de fraude digital, pero deja claro que la medida será universal.
Impacto en desarrolladores y usuarios
El cambio plantea un dilema importante: miles de desarrolladores independientes perderán el escudo del anonimato. Quienes hasta ahora publicaban pequeñas apps, herramientas experimentales o proyectos personales sin revelar su identidad, deberán decidir entre verificarse con Google o abandonar Android.
Aunque el sideloading técnicamente seguirá existiendo, en la práctica quedará limitado a aplicaciones con el sello oficial de verificación. Esto significa que Android se aleja de su imagen de “sistema abierto” para convertirse en un ecosistema mucho más controlado.
Entre seguridad y control
Google compara este requisito con mostrar el DNI en el aeropuerto: un paso de identificación para acceder a un espacio donde la seguridad prima sobre la privacidad. La metáfora no es casual: la compañía busca legitimar un modelo de máximo control, sacrificando parte de la libertad que distinguía a Android.
Para muchos analistas, este movimiento es estratégico. Justo después de que los tribunales obligaran a Google a permitir tiendas de terceros en Android, la empresa introduce un filtro que mantiene su poder de gatekeeper, al estilo de Apple.
Un Android diferente
Lo que está en juego no es solo un cambio técnico, sino una redefinición de la filosofía de Android. El sistema operativo que nació como la alternativa abierta a iOS se acerca ahora al mismo modelo que siempre criticó.
El Android que conocíamos comienza a desaparecer. El entierro está fechado: septiembre de 2026.